miércoles, noviembre 09, 2016
Busco entre recuerdos podridos
y ráfagas azucaradas,
no encuentro la última vez
que sentí mi cielo derramado.
Ahora siempre visto con algo de tinta negra.
Que circula hasta mi sangre,
que se apodera de mi alma.
No conozco otro filtro.
Aquí la oscuridad es más opaca,
y los brillos más pulcros.
Una lucha entre contrastes
por el ansiado degradado.
Lejía para las salpicaduras
de esta guerra interna.
No hay camino de vuelta,
es adaptarse o cambiar.
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