sábado, junio 27, 2015
Cuando mis pupilas se acomodan, a la ya casi tierna oscuridad, capto halos.
Estrellas parpadean en el cielo, pero no en el mío.
Mismo camino, mismos suspiros.
Zapatos desgastados. Derroche de ambigüedades.
Con parches en el alma y un par de disparos en el corazón.
Ya no importa que no encuentre la lágrima de luna, puedo volver a casa sin ella, de hecho puedo perderme intencionadamente entre calles lúgubres a la espera del sol. Después de tanta inocencia encorvada no puede tardar en llegar el calor.
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