sábado, mayo 31, 2014
Lo sentí antes de saberlo. Hipnotizada por llamas que danzan conmigo.
Tengo miedo a parar, a que las luces más allá de mi cabeza se apaguen, a que la música no suene, a que el reloj no se pare, a que el humo se pierda y solo quede yo entre cristales rotos, hijos de una burbuja que me protegía del mundo exterior.
Antes de su entierro, la luna me devuelve a casa, imperceptible para cualquiera, fascinante para ojos que encarcelan belleza. Ella allí y yo aquí. Ella con sus estrellas, y yo con las mías. Tan diferentes, y a la vez tan unidas.
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