domingo, marzo 02, 2014
Sembré odio, nervios e inseguridades y no cultivé mas que una bestia desconfiada que apenas probó el sabor de la victoria.
Soñó durante años con ángeles bondadosos que bajaban a la Tierra por caridad en busca de almas perdidas como ella que no encuentran su lugar. Ilusa bestia ya cansada, pues los ángeles nunca bajan si al menos antes no los llamas.
Los gritos silenciosos pueden ser contagiosos, y amargan el aura. Aléjate de las bestias si no quieres acabar como ellas, aunque te llamen sus ojos, aunque su voz sea cálida. Mantén las distancias, no a todos endulza clavar una estaca.