miércoles, enero 01, 2014
El
azul del mar parece fundirse con el azul del cielo, es la misma playa de todos
los años. Los pocos que no se han ido ya están recogiendo.
Estoy de pie, tengo
las manos sobre mis caderas y ya solo quedamos la naturaleza y yo, el único sonido, el
de las olas. Me mantengo lo suficientemente lejos como para no ser mojada, pero
lo suficientemente cerca como para sentir esa brisa y olor peculiar del mar.
Miro
al horizonte, a ese lienzo que se abre ante mis ojos y me pregunto donde se
encontrará el final, donde acabará el agua, allá donde mi vista no alcanza. Quizás
en el lado opuesto haya alguien preguntándose lo mismo con una diferencia, lo que para él es el final para mí es el principio. No puedo evitar trazar una paralela mental que me traslada a la vida misma, en la que un final puede ser un buen punto de partida.
¡Feliz año nuevo!